Dallas, Texas – (Diario regresivo, octubre 28, faltan 7 días para elecciones en USA el 3 de noviembre). A ver, qué se avizora en la recta final hacia el 3N: Pues tenemos que un puñado de estados serán los decisivos en estos comicios presidenciales.
Se trata de los “swing states”. Según voten sus electores, implicarán la cantidad de votos que cada uno emite a través del Colegio Electoral a uno de los dos candidatos.
Recuerde el lector que en EU los votantes no elegimos directamente al candidato. El sistema electoral de este país se basa en una elección indirecta. Con nuestro voto elegimos a los delegados -que previamente cada partido ha designado en su respectivo bando- que son los encargados de escoger al nuevo presidente y vicepresidente desde el Colegio Electoral.
El candidato ganador en cada estado consigue todos los votos electorales en el Colegio Electoral. Para ganar la presidencia se requieren como mínimo 270 votos de los delegados en el Colegio. La Constitución no exige a los delegados que sigan el voto popular de su estado, pero es altamente improbable que alguno no lo haga.
Pues bien, según observo, son diez los estados en los que a siete días de las elecciones no se perfila claramente el ganador. En ellos se definirá al próximo presidente. Estos son Florida que tendrá el voto de 29 delegados; Carolina del Norte con 15 delegados-electores; Arizona con 11; Ohio con18; Georgia, 16; Iowa, 6; y Michigan con 16. También pueden erigirse como determinantes estos otros tres: Pensilvania, con 20; Wisconsin, con 10; y probablemente Texas con 38 delegados.
Decía en mi anterior entrega que los votantes hispanos pueden ser especialmente decisivos en Texas y cambiarlo de color, pasar del rojo (republicano) al azul (demócrata). Esto va también para Arizona y Florida.
En Arizona, la comunidad latina -demográficamente hablando- se ha disparado, y su tendencia es respaldar a Biden, lo cual puede convertirlo en un estado azul. En Florida, tradicionalmente uno de los estados pendulares, la tendencia de la comunidad cubana es de derecha, va por lo general a favor de los republicanos. Sin embargo, ese estado se ha visto con un nuevo perfil de electores latinos: Las nuevas generaciones de cubanoamericanos ya no necesariamente se cuentan con la misma ideología de padres y abuelos por lo que su voto no es seguro para nadie; por otra parte, la comunidad boricua ha crecido e incluso la mexicana se ha incrementado, ambas tienden por los demócratas, lo cual hace que el resultado electoral esté en el aire.
En todos estos estados considerados decisivos ninguno de los candidatos supera al otro más que por unos cuantos votos. Las encuestas muestran una mínima diferencia en los porcentajes si no es que un claro empate. Por ello los delegados de cada uno de estos estados “camaleón” serán cruciales para decidir la victoria de cualquiera de los candidatos, de ahí el enfoque que los candidatos les dedican estos días.
En esta contienda, la presencia de Donald Trump se mantiene en una zona gris, por eso priva una cierta incertidumbre. Si bien Joe Biden lo rebasa en las encuestas, el fantasma de lo ocurrido hace cuatro años -cuando Hillary Clinton superó a Trump en el voto popular, pero en el Colegio Electoral el republicano resultó ganador- se cierne sobre el país.
Por eso, en esta carrera presidencial unos pocos votos pueden hacer que un estado se decante por uno u otro candidato y que termine siendo decisivo para el resultado final.
Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano. Para comentarios: [email protected].
