Ayer andaba yo “desvielándome” de hambre, como dicen en el rancho, y la verdad es que en esa zona del poniente del centro de Monterrey, ya anda uno medio aburrido de lo de siempre, es decir, “pan con lo mismo”, cuando, de pura casualidad, al pasar por Padre Mier entre Miguel Nieto y Vallarta (frente a la Casa Universitaria del Libro, para mejores señas) una casa antigua, pero pintada de azul me cerró un ojo.
A mi ya me habían platicado del sitio, pero no había tenido oportunidad de acudir.
Se trata nada más y nada menos que del “Amor Amor Café Cultura”, y aunque batallé un poco para estacionarme, en cuanto encontré lugar no pude resistirme al olor del café recién hecho (o fresco, como dicen los pochos).
Como les digo el sitio está ubicado en una casona de medio pelo de las que abundan en esa zona, bien arregladita, con un color azul profundo, muy mexicano. La dirección exacta es Padre Mier 918 poniente y aquí les dejo sus sitios web: https://www.facebook.com/861171830706269/ https://instagram.com/amoramorcafe?utm_medium=copy_link.
El caso es que me senté en una de las tres mesitas que tienen en un patiecito muy coqueto… Que aunque también tienen comedor en dos cuartos “a cubiertos”, almorzar con “quemacocos” es muy fancy en estos días y en Monterrey no hay muchos lugares así.
Pues como les decía el café no tenía progenitora, aunque hay que apuntar que se tardaron poquito en traerlo.
Enseguida pedí unos huevos estrellados montados en chilaquiles en salsa verde. Buenísimos. La salsa picaba, pero no ahogaba. A los chilaquiles les pusieron una buena porción de queso fresco, que, al igual que a los frijoles negros que los acompañaban, decoraban el plato.
Mi acompañante pidió una torta de puerco que se veía más que suculenta y un café de olla, servido en una coqueta tacita en forma de jarrito. La torta era acompañada por papas a la francesa en una buena porción.
No me gusta mezclar el placer con el dinero, pero les puedo decir que los precios, para semejante ágape, fueron bastante razonables y, como ya dije, almorzar en ese patiecito a la sombra de dos mandarinos antiquísimos… no tiene precio.
Ahora que, para finalizar, me dijeron que los postres y el pan, son de otro mundo y que los fines de semana por las noches hay musiquita en vivo… Habrá que ver, oír y probar.
“Amor Amor Café Cultura” se lleva los cinco tragones, por su calidad y servicio.