La semana pasada, de paseo por la Carretera Nacional, fuimos a dar a un simpático restaurantito en San Pedro El Álamo, municipio de Santiago, Nuevo León, situado a orillas precisamente de esa carretera.
Se llama “La Langosta” y según me enteré ya tiene muchos años en la localidad y, al probar el menú y sentir la cálida atención, se da uno cuenta por qué.
Pero para no confundir a los no iniciados, San Pedro El Álamo es la comunidad que, yendo de Monterrey rumbo a Montemorelos, sigue de El Cercado, en el mismo municipio, y que vulgarmente se le conoce como El Álamo.
Pero ya entrados en materia, los atentos meseros nos ofrecieron de entrada unos aguacates rellenos de una ensalada de camarón, que más frescos, tendrían que ser servidos en Tampico o Mazatlán.
Toda una delicia las tres mitades del aguacate con esa salsa fresca en la que bañaron los camarones.
En seguida pedimos una mariscada para dos personas, con los filetes y los camarones al natural más un agregado que fue toda una sorpresa: ancas de rana, también super frescas.
El tercer platillo fueron unos camarones grandes, rellenos de queso y envueltos en tocino. Todo un manjar, un platillo de reyes.
La cuenta, que incluyó dos cervezas y dos refrescos no llegó a los 550 pesos, por lo que dejamos 100 de propina, por la atención y el servicio.
Por su cálida atención además de la delicia de su cocina, le damos cinco tragones a “La Langosta”… Ojalá y la visite usted.
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