Por cierto… Cayó Jaime Rodríguez ante la autoridad. Lejos están sus expresiones ridículas, sus ironías, el libro vaquero y las caguamas. Posó en el fichaje al ser recluido. El rostro se veía dubitativo, como si hubiera tenido un deja vu o alguna visión del pasado. Vaya, el delito por el cual es imputado es electoral. Seguro tendrá tiempo para reflexionar y evaluar sus acciones y cómo fue tan ingenuo como para escuchar las sirenas y a dos o tres colaboradores maledicentes. Esperemos en desenlace del caso pues hay quienes creen que todo es parte de un montaje distractor.
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