“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en
vano”
Goethe
No hay tiempo más aterrador que el inicio de una nueva administración estatal o municipal, especialmente cuando se registra cambio de partido político en el poder, porque invariablemente, sin importar el origen, siguen un patrón: investigar a sus antecesores culpándolos de todo e inventarse, junto con un logo y slogan, ideas, obras y acciones que resultan innecesarias.
Así, a una brillantísima mente en Monterrey se le ocurrió que sería bueno el agrandar las esquinas del lado izquierdo de la calle de Arteaga construyendo unos redondeles que bloquearan un carril de circulación completo (y en las bocacalles el derecho de la circulación), destinando ambos a estacionamiento y con ello impedir que los automovilistas se estacionen cerca del ochavo.
La idea, además, estoy seguro fue justificada diciendo que con eso se amplían los espacios para los peatones.
Sin embargo el inútil que propuso esta inmensa estupidez no consideró que Arteaga ha sido por años (como en su momento lo fue Reforma también) una avenida de servicio, destinada principalmente al transporte urbano. Por ella recorre un montón de rutas durante todo el día, de manera que los dichosos redondeles esquineros pueden terminar siendo peligrosísimas rampas que terminarán provocando una volcadura, ¿quieren apostar?
Lo que es peor es que con los problemas que tenemos de movilidad y cuando buscamos impulsar los ejes viales, algún genio va en contra y permite de nuevo “oficialmente” el que los vehículos tomen el carril izquierdo de Arteaga, cuando lo ideal sería mantener libre la vía (como muchas otras más del primer cuadro) y así aligerar la carga de Morones, Constitución, Calzada Madero, Reforma y Ruiz Cortines.
Para colmo y de la misma manera que ocurre en el “Desastrito Tec”, al cancelar carriles también cancelas la posibilidad de tener espacio para resolver problemas, porque si dos camiones en Arteaga chocan y bloquean la calle, sin un tercer carril la cierras completa.
Luis Donaldo Colosio cimenta su proyección política de una forma por demás extraña, con una agenda “verde” e inclusiva, con obritas baratitas e intrascendentes y así no llegará a ser candidato a nada en el 2024, es más, difícilmente podrá repetir como alcalde, a pesar de lo que digan las encuestas.
Al construir estos inútiles redondeles, está cavando su tumba política.