Sobrevivir en la recesión. En todas las revistas norteamericanas aconsejan a los consumidores. A recoger los puntos de las tarjetas de crédito. También recortar los cupones de las promociones enviadas a los buzones hogareños.
De esa manera el ramalazo de pobreza será diferido. Comer marcas genéricas. Visitar las tiendas de precios reducidos. No tanto los supermercados internacionales.
Hacer viajes en autos con mayor cantidad de ocupantes. La inflación en el precio de los energéticos es tan galopante como jinete apocalíptico. Incluso antes de la llegada del invierno.
Sugieren subir por lo menos un grado en los sistemas de calefacción y de refrigeración. Miles de millones de dólares ahorrarán con ese pequeño movimiento.
Utilizar varias de las tarjetas de crédito y de preferencia, aquellas, cuales devuelven porcentajes de las compras.
Ahorros en todos los aspectos de la casa. Hasta el sistema de stream. Racionar, en una espiral descendente tan profunda, como no la ha habido en los últimos 40 años.
La avalancha de lodo viene cuesta abajo. California y Texas, dos de las naciones más poderosas de los Estados Unidos, donde también habitan la mayoría de los mexicanos en la diáspora, acuden a los servicios de bancos de alimentos y los cupones.
Tan solo para llegar al fin de mes. Y en eso, nadie mejor, nosotros, los latinos, tenemos experiencia.