La falta de dinero, el apretón de recursos que les impone Gobierno del Estado, nos ha traído mejores alcaldes.
En general, todos le están buscando, y lo mejor es que han buscado la manera de estar más cerca de los ciudadanos.
Varios de ellos de ellos andan tocando puertas, solucionando asuntos tan “menores” como poner un foco en el alumbrado público, o limpiar una plaza… o quizá enviar patrullas a vigilar.
Parece mentira…
Todos son mejores alcaldes, mejor de todo lo que vimos en la versión anterior.
Aunque estoy seguro de que ese no era el objetivo, la actitud de Rodrigo nos benefició a todos los ciudadanos.
Alejó de nosotros al político que deja enormes jorobas viales, que elabora grandes planes de inversión de obra, pero no se acuerda de quién le dio su voto.
A veces, pues, la falta de dinero o de recursos, nos obliga a entrarle al tema de concentrarnos en lo básico.
El ciudadano recibe el valor de lo que pagó…
Un alcalde cercano y sin preocupación por las grande obras.
Ahora pensemos en los diputados… ¿Qué se necesita allá para sacar del moroso a la política tradicional?…
¿Más dinero o menos?
¿Cómo le hacemos para que pasen más tiempo en su distrito y menos en la grilla improductiva?
¿Más, o menos dinero?