Lo conocí a través de los ojos de mi hijo. Se acerca un hombre con su hijo a ofrecernos camisetas alusivas a los Tigres. “Mira papá, él es mi amigo, el señor es su papá. Él estuvo conmigo en la primaria. Su papá se hizo cargo de sus dos hijos pequeños cuando su esposa lo dejó”.
El hombre se la partía, trabajaba de obrero y los fines de semana se ponía a vender camisetas, ramos de flores y regalos de temporada.
Mi hijo lo admiraba, porque sin quejarse sacaba a sus hijos adelante muy a su manera. No había tantas oportunidades.
Ese día le celebraron el Día del Padre y compartió con sus hijos un par de cervezas.
Al día siguiente ya no pudo levantarse, un repentino infarto acabó con su existencia.
Mi hijo acudió a la capilla ardiente donde lo velaban. Se arrimó al féretro y le musitó “…Viejo, ya descansa, siempre te la rifaste muy a tu manera para hacer dos hombres de bien y lo lograste, ya descansa, siempre te la rifaste…”