Al futbol americano y en realidad una gran cantidad de disciplinas llegaron desde hace tiempo dos tipos de directivos: los entendidos de su labor como responsables de un club, liga u organización deportiva, por el otro, a los que sólo les interesa el dinero y la manera de hacer más sin procurar mejorar alguna para los pequeñines y jovencitos.
Los directivos que se preocupan por el bienestar de su club, liga o asociación trabajan , antes de pensar en cuánto y qué cobrarles a los padres de familia, se preocupan porque todos sus socios cuenten con las mejores condiciones para la práctica del deporte y la sana convivencia.
Ellos, aunque no se cuente con el recursos suficiente, buscan apoyos, ya sea a través de autoridades municipales, estatales o federales, incluso por medio de fundaciones o patrocinadores, ya que lo importante es proveerle a sus familias un ambiente donde los niños, jovencitos y jovencitas puedan desarrollar no sólo habilidades deportivas, sino también valores, integración , disciplina , responsabilidad y muchas otras cosas más que rodean a una organización deportiva amateur y no lucrativa, una verdadera Asociación Civil.
Por desgracia este tipo de directivos ya no son tan comunes y cada día se batalla más para encontrar en una liga o asociación gente que se entregue en cuerpo y alma a sus socios. Ellos son capaces de poner de su bolsa y no sólo su tiempo, para que las cosas salgan bien, pues desde el momento que los eligieron se comprometieron con las familias y no hay marcha atrás.
Hoy encontramos directivos que nada más piensan en cómo implementar programas , proyectos y hasta sistemas de renta para hacerse de más dinero bajo la falsa idea de que no se completa para todo. La realidad es que buscan más el lucro que el desarrollo integral del jugador (a).
Desde inscripciones, pasando por venta de jerseys presonalizados para vendérselos al final, trofeos, fotografías de cuanto evento realizan, convivencias, loterías, rifas y hasta cobro por transmitirles las finales, todo sólo para llenar las arcas de recursos, de los cuales al final las familias no ven nada.
Este tipo de directivos hoy abundan en los clubes, algunos hasta llegan a dirigir el mismo por medio de los obsoletos Consejos, en donde siete a 10 personas designan al presidente y los que aportan el dinero, que en este caso son los padres, no se les otorga en legal derecho al voto y decidir.
Ante dicho panorama y viendo pasar tanto dinero enfrente terminan por aferrarse al club, liga o asociación con tal de no quedar fuera de lo que para ellos es un “Gran Negocio”, pero alejándose cada vez más de la filosofía de una organización deportiva dedicada a los niños y sin fines de lucro.
Lástima, no a cualquiera de le puede llamar directivos, hoy llegaron los bandidos al deporte.