Por Óscar Tamez Rodríguez
El madruguete -como algunos lo podrían llamarle-, el pago de facturas por adelantado -como otros lo podrían ver- que realizó Felipe Calderón con su propuesta de reforma laboral es quizá una jugada magistral. De aquí al uno de diciembre los legisladores de izquierda ya tienen tema para desgarrarse las vestiduras, quedará de lado la toma de posesión para dar cabida a un tema fundamental como lo es el asunto laboral. Entre muchos beneficios de la iniciativa de Calderón es que la izquierda tiene una causa más allá de lo electoral, permite que el PRI y la izquierda construyan acuerdos de aquí a diciembre y de paso como último aspecto; puede que ayude a perfeccionar el sistema jurídico laboral en donde cambie lo que hoy predomina: que gané el juicio el más hábil, no al que le acuda la justicia. En un descuido y Calderón pase a la historia con una buena acción… Como lo anticipamos, AMLO no tiene el apoyo de los partidos y gobernadores de las izquierdas. Anticipa que formará su propio partido «Morena», con ello tiene vocería, sigue vigente, puede ser un par entre los voceros de las izquierdas y lo que más le interesa: tiene recursos del erario público.