Me llegó una carta y ello me ha traído a la memoria la enorme figura del queridísimo maestro Silvino Jaramillo quien en su “Vuelta a la Manzana” hacía toda una fiesta cuando recibía correspondencia.
A pesar de la modernidad y las facilidades tecnológicas, lo cierto es que la interacción entre quienes tenemos la oportunidad de escribir y los lectores es parecida a la que vivía el añorado Maestro Silvino a quien, al utilizar su propia frase, rindo homenaje.
Agradezco a Carlos Zacarías su misiva y que me haya traído a la memoria a ese gran hombre que fue don Silvino.
Reproduzco íntegra la comunicación recibida el día de ayer.
“Leí con interés su artículo sobre los blindajes. Concuerdo con casi todo, sin embargo creo que es importante hacer notar que si los ciudadanos tuviéramos más conciencia de los derechos propios y ajenos nunca permitiríamos un cierre de calles, antes protestaríamos para que las autoridades cumplan con su deber de proporcionarnos seguridad.
Los cierres se promueven porque le dan mucho capital político a los malos gobernantes, además de que pueden transferir algo de su incapacidad a los ciudadanos.
En su caso, aunque sea incómodo para usted y este consciente de que se viola la Constitución (yo agregaría que también se viola la ley de seguridad privada), usted prefiere pagar antes que reclamar su derecho a ir a su casa sin que le pongan estorbos. Entiendo que puede tramitar un amparo y tumbar los estorbos, pero posiblemente no quiere enfrentar a sus vecinos.
De cosas como esas se valen Quique Barrios para promover la ley ¿Que importa si es anticonstitucional? ¿Acaso no apoyó también el «toque de queda» en San Nico y decía que «quien quiera salir a la calle que saque un amparo»? Poco tiene que temer de su actitud, el conocimiento de las garantías constitucionales es minoritario.
La mayoría de los ciudadanos son ignorantes de cosas como «vía pública», «libre tránsito», «uso común», «igualdad jurídica». Sus vecinos, igual que los míos no saben que la calle es de todos, ellos creen que por poner juegos en un parque pueden prohibir que los niños de otras colonias los usen, creen también que pueden exigir que los peatones y conductores que se identifiquen para usar las calles que piensan son de ellos, es más me ha tocado ver como los trabajadores domésticos son «bolseados» por los guardias privados en sus retencitos.
Todos los reglamentos de construcciones prohíben los obstáculos al libre tránsito, pero estamos en México.
Posiblemente Quique Barrios utilice esa ignorancia para llevar agua a su molino o quizás sea tan ignorante como la mayoría.
Atte.
Carlos Zacarías
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