“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”
Karl A. Menninger
Intento procesar la información, pero sobre todo las imágenes, de dos pequeños que fueron rescatados del abandono en el que les mantenía su madre y la pareja de esta en una casa en Guadalupe.
A la historia de terror se suma un hermano mayor, de 12 años, que en esos momentos se encontraba con su padrastro en algún lugar desconocido.
El hecho es que durante dos días esos menores estuvieron a solas, sin cuidado, sin alimento, en una casa cuya puerta estaba cerrada con un candado.
Como sociedad debemos alzar la voz y exigir justicia para ese par de inocentes, pero antes de criticar habría que conocer los motivos y razones por los cuales una madre es capaz de dejar en el abandono por dos días a sus hijos.
Los medios, y sobre todo las redes sociales, han lanzado un sinfín de teorías y por supuesto han linchado virtualmente a los adultos responsables del cuidado de estos niños, pero, ¿qué se sabe en realidad?
Me revientan la jauja y mentiras de las autoridades y los candidatos que hablan de que han resuelto la pobreza extrema y el maltrato infantil. Los hechos los desmienten, la realidad abrumadora se estrella en su cara y les exhibe como lo que son: unos mentirosos.
Porque casos como el descubierto en una casa de la colonia Camino Real de Guadalupe no son únicos y no son aislados. A diario cientos de mujeres o padres se ven obligados a dejar solos a sus hijos para ir a buscar el diario sustento, ahí, a la buena de Dios, porque no tienen con quién encargarlos y si no trabajan no hay ingreso para subsistir.
Comparo esta triste realidad con la frivolidad de una sociedad preocupada por vestir ropa de marca y portar accesorios de lujo, por presumir lugares, comidas, vacaciones, cuando cerca, muy cerca, hay quienes no tienen nada.
No podemos en lo individual salvar al mundo, pero sí debemos buscar la forma de sumar esfuerzos para que cosas así no sucedan.
No es responsabilidad única de la autoridad, aunque deberían ser los principales preocupados en organizar estos esfuerzos conjuntos, en diseñar mecanismos de ubicación de estos casos, en implementar mecanismos de intervención.
Montar guarderías para madres y padres que trabajan y que no tienen acceso a las oficiales, debería ser una tarea de todos, que tuviese el apoyo de empresas y organizaciones de la sociedad civil.
Más que criticar a los gobiernos de turno, las ONG’s y agrupaciones deberían ocuparse de temas como este, prioritarios, fundamentales, básicos y emprender esfuerzos por organizar a las comunidades. Imagine guarderías por zonas de nuestra metrópoli para los hijos de mujeres que trabajan apoyando labores domésticas y auspiciadas por particulares; pero se necesita organización, una estructura y en para ello nos falta mucho.
