Gobernar, pero sobre todo darle gusto a todos, es bastante complicado. Cualquier decisión implica el beneficio de unos y un probable perjuicio de otros; casi ninguna determinación gubernamental significa el regocijo de la totalidad de una comunidad.
Por ello es que ahora están entrampados con el tema del transporte, los beneficios en la reducción del precio en los transbordos y los precios de castigo a quienes no tengan la Tarjeta Feria.
Son muchos los ciudadanos que no quieren entrar al sistema; lo ven con escepticismo y piensan que les pueden robar su dinero; obvio también hay quienes no tienen para adelantar los pagos de la tarjetita, pero va una con otra, porque pasados unos días, sin lana, ¿cómo se subirían al camión?
El principal problema no es la negativa de los usuarios, sino las broncas entre los transportistas, porque muchos de ellos también se niegan a adoptar el sistema y la autoridad, con tal de tenerlos tranquilos, les ha permitido que operen así, de manera que hubo que poner tarifas diferenciadas y es ahí donde empezaron los asegunes.
Para solventar el entuerto habría que hacer varias cosas:
1).- Decretar a la de a fuerzas, una fecha para que sin distingo de ninguna especie, todo el sistema de transporte colectivo opere con la tarjeta.
2).- Hacer que el sistema funcione al cien por ciento, sin fallas, sin quejas, probado y comprobado, con métodos de atención para quejas en su momento.
3).- Avanzar en una audaz promoción de la tarjeta a fin de convencer a los reacios, con una inversión fuerte, a adherirse al proyecto, destacando las enormes ventajas que tiene para pasajeros y empresario, el uso de este sistema.
Así, sentar las bases para que todo el transporte colectivo funcione con la tarjetita y en el mediano plazo pensar en la posibilidad de que hasta los taxis traigan el lector para pagar las carreras con el monedero electrónico. Todos, todos, camiones, Metro, Ecovía, Transmetro y demás, nadie maneja dinero y así todo funciona.
De la misma forma en que es imposible que le pagues el viaje al operador del Metro (ni siquiera pasas al andén), debería operar la Tarjeta Feria. Está visto que el problema no es la falta de puntos de venta (aunque valdría la pena incrementarlos)… se me ocurre algo, ¿y si a la dichosa tarjetita le ponen por default el equivalente a un viaje de emergencia?, quedando a criterio del usuario cuando utiliza esa prestación?
Hay que meter en cintura a los transportistas, hay que resolver los problemas técnicos, pero sobre todo hay que “vender” mejor los beneficios a los usuarios y, lo principal, dejarse de andarles dando gusto a todos y pintar una raya: tal día todo cambiará y será así.
Es cuestión de tomar la decisión.
