A las puertas del próximo sexenio presidencial, los gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila se coordinan en torno a nuevos retos y desafíos para afrontar al crimen organizado.
¿Cómo se concreta esta coordinación?
El pasado 5 de julio, los tres gobernadores firmaron un convenio de coordinación en las instalaciones del 69 Batallón de Infantería de la Sexta Zona Militar, que mediante un modelo de vanguardia reforzará la seguridad en las carreteras estatales, especialmente en el área fronteriza, junto con el gobierno federal. La intención consiste en emprender operativos conjuntos, prevenir delitos, intercambiar información y capacitación, entre otras acciones.
Fortalecer la seguridad de los ciudadanos, implica salvaguardar vidas y garantizar las inversiones que arriban al noreste de México gracias a la relocalización de las empresas, fenómeno más conocido como nearshoring, que ha crecido exponencialmente en Nuevo León durante los últimos años.
Como ya resulta lamentablemente previsible, al arranque de un nuevo gobierno federal, el crimen organizado pretende sacar ventaja en el relevo de los mandos federales.
Así, el crimen organizado da coletazos y zarpazos con la intención de minar el Estado de Derecho y ganar territorio y provecho mercantil, mediante una estrategia denominada “tierra quemada”.
Sin embargo: ¡No pasarán! Lo anticipó el gobernador de Nuevo León, Samuel García: preparémonos para cuidar vidas e inversiones, compartiendo experiencias.
Dicha coordinación interestatal operativa sesionará periódicamente, cada tres o cuatro meses, en su condición de Reunión Regional Noreste de Seguridad Pública y apretará las tuercas y tornillos de la estrategia para frenar los delitos cometidos por las bandas criminales que lastiman nuestra región.
Tan sólo Nuevo León representa el 73% de las inversiones que aspiran a conectarse comercialmente con EUA, en un círculo virtuoso que a su vez atrae más inversión a las entidades vecinas como Tamaulipas y Coahuila.
La espiral ascendente del nearshoring no será frenada por la violencia ni por los atracos impunes. Esto será ya parte del pasado que no volverá a presentarse para las generaciones futuras.
De ahí el desafío y los retos que tenemos por delante. ¿Le entramos?
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