Los aguaceros de mayo
tuvieron la culpa que fueras infiel
Chava Flores
Aguaceros de mayo, aguas de marzo, lluvias y tormentas de julio, da igual: el agua parece que está deslavando la retirada, ya nada triunfal, del senador electo Luis Donaldo Colosio Riojas, a quien se le queman las habas por aventar el harpa del mal son que le queda como alcalde de Monterrey.
Se va el príncipe sin corona, pero los deslizamientos de tierra en las obras del paso a desnivel de Paseo de los Leones, bajo responsabilidad directa del municipio, exhiben a Colosio Riojas como lo que es: un mediocre administrador público.
El fracaso como administrador del alcalde de Colosio Riojas lo pusieron de manifiesto automovilistas que pasaron por el cruce de Leones con Puerta de Hierro, y se observó una cascada de agua lodosa y la destrucción de la obra vial ahí iniciada por el ayuntamiento regio.
Para mejores señas, por si no ubica usted la zona, esta se encuentra al poniente de Monterrey, en la zona de Cumbres Elite.
Las tormentas comenzaron a azotar la zona poco después de las 14:30 horas, pero la chafencia de la obra quedó de manifiesto a los pocos minutos con un desgajamiento que atrapó al menos a un par de automovilistas desafortunados.
Así, Colosito se va, en medio de su peor pesadilla: que su mala administración y su insensibilidad deja un desastre que, como el iceberg del Titanic, comienza a despuntar en medio del turbulento y zoquetoso mar de corrupción e incompetencia que significó su paso por la alcaldía regia y como el iceberg fatal, al tristemente célebre trasatlántico, haga que su canoa haga agua.