“El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país”
Arthur Miller
Comprobado está, carecemos de memoria, estamos destinados a repetir nuestros errores y, lo que es peor, aceptamos de manera resignada que nuestros gobiernos fallen y vuelvan a fallar en cuestiones relevantes.
En nuestra vida cotidiana existe una cantidad infinita de peligros de los que rara vez tenemos conciencia y cuando llegamos a vislumbrarlos apostamos por el “a mi no me va a suceder eso”.
El 14 de mayo de 2022 se desató un incendio en el sótano de un centro comercial en Padre Mier y Galeana, en el centro de Monterrey en donde de manera ilegal, pero sobre todo criminal, se habían habilitado cuartitos de renta sin ventilación, servicios básicos, salidas de emergencia y demás; el resultado una joven muerta.
El entonces alcalde, Luis Donaldo Colosio, hizo un sainete, declaraciones aquí y allá, promesas de justicia y de castigar a los responsables con todo el peso de la ley. Sus investigaciones y promesas no duraron más allá de cuatro días y nunca más volvió a hablar del tema.
Como muchas otras cosas en su gobierno, Colosio prefirió esconder la tierra debajo de la alfombra y no hablar del suceso, apostando a que el tiempo borrara las huellas.
Las microcallecitas colosioanas y sus inútiles pasos pompeyanos ya han provocado que la ayuda a personas en casos de emergencia se retrase y terminará costando vidas, aunque Sandra Pámanes insista en defender lo indefendible.
Pegamos el grito en el cielo cuando ocurren las cosas, pero pronto nos olvidamos de ellas y nos ocupamos del siguiente tema. ¿Qué ha pasado con todas las promesas para atender la violencia en las escuelas y evitar que se repitan actos como el asesinato de una maestra, el suicidio de un alumno y las lesiones a sus compañeros?
Igualmente, ¿qué pasó con los responsables de aquel incendio en un asilo de ancianos? ¿En qué quedaron todas las medidas que tomarían nuestras autoridades de distintos niveles?
Están a la espera de que explote otra bomba y trabajan rezando porque no ocurra nada, pero rezar no resuelve ni previene
Y como estos ejemplos hay mil más, lo que pasa es que se nos olvida y nos dejamos llevar por las novedades y el jolgorio, cuando deberíamos poner más atención a lo que es realmente importante.