“De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos”
Santiago Rusiñol i Prats
Por más que intenten, de una y mil maneras, jamás podré aceptar que alguien me pretenda imponer códigos de conducta y maneras de interactuar en sociedad siempre y cuando se proceda dentro de los cauces legales y las normas de sana convivencia en sociedad.
Menos aún, jamás podré aceptar el renunciar a la potestad de velar por los derechos y educación de mis hijos (y de los hijos de los demás), aunque quienes pretenden secuestrarlo esgriman razones de cualquier índole.
Hace un par de días en una entrevista el Secretario de Medio Ambiente de Nuevo León (y además vecino de página en Monitor Político), Alfonso Martínez Muñoz, dijo que había presentado una iniciativa ante el Congreso del Estado, conjuntamente con organizaciones de la sociedad civil (¿cuáles?), para que se prohíba el acceso de niños a las peleas de gallos y las plazas de toros.
En principio, ¿a quién defiende el Secretario? ¿Qué diantres tiene qué andar haciendo protegiendo niños cuando su función es la del bienestar animal? Eso, perdón, suena a utilizar a los menores como “escudos humanos” para esconder sus verdaderos propósitos.
Por otra parte, el funcionario pudiese estar cometiendo el delito de usurpación de funciones, dado que no está dentro del ámbito de sus competencias el tema que se plantea en la iniciativa, aunque estoy seguro argumentará uno y mil pretextos.
Habría que explicarle (se nota que no acude ni a las peleas de gallos), que en las partidas reguladas y permitidas no se permite el acceso de niños toda vez que ahí se cruzan apuestas; los palenques clandestinos son otra cosa.
En la entrevista, Martínez Muñoz miente al decir textualmente: “Está comprobado que un paso hacia el maltrato de los seres humanos es el maltrato animal”.
¿Quién, dónde, cuándo, hizo esta afirmación categórica? Tengo más de 60 años de ser aficionado a los toros y conocer a miles (no exagero) de personas en todo el mundo que comparten mi afición y no son ni por asomo agresores de seres humanos.
A fin de que el Señor Secretario pueda cumplir a cabalidad su encomienda, el día que guste le invito a que visite una ganadería de toros bravos para que se entere, conozca y comprenda, la manera en que son criados estos animales y su importancia para el bienestar de la flora y fauna que nos rodea.
Mientras tanto y por favor, no utilice a los niños para tratar de imponer los gustos o preferencias personales y centre su atención en atender problemas muchísimo más graves como la contaminación en el aire y los ríos de nuestro estado.