La demagogia vive adentro del cerebro de López Obrador. Ocupa más o menos el 95 por ciento de ese espacio. Y el éxito de su gobierno ha consistido en construir artefactos inútiles y en prometer dinero que nadie sabe de dónde va a salir. Por lo pronto, la segunda parte de la 4T sigue siendo rica en demagogia. Y en fin.