A raíz del incidente en el que un policía federal, ebrio, arrolló y dio muerte a dos agentes de tránsito apostados en un operativo antialcohol, los encargados han modificado el formato de los mismos, en perjuicio de los ciudadanos.
Señales, señalitas, señalotas; conos, conitos y conotes; focos y más focos, torretas y demás parafernalia, indican que adelante hay un operativo de Tránsito de Monterrey para advertir a los conductores que bajen la velocidad y sin importar la carga de la arteria, reducen la circulación a sólo dos carriles, provocando larguísimas filas.
El fin de semana pasado en Garza Sada armaron el caos y una semana antes, por Calzada Madero afuera de Cintermex, formaron un lío al instalar su operativo justo cuando concluía un concierto en la Arena Monterrey, lo que agravó la situación y dejó entrampados a cientos de automovilistas durante largo rato.
Es entendible que hayan modificado la operación a raíz del accidente; lo que no es correcto es que hayan pensado en su seguridad pero no en la atención de los ciudadanos, a quienes ponen en riesgo de una macrocarambola en esas largas filas.
¿Por qué no pensar en ampliar de perdido a cuatro carriles el operativo aunque esto signifique meterle más personal y conitos y lucecitas y foquitos y torretas y patrullas y lo que sea necesario a fin de agilizar el retén y darles seguridad a los automovilistas?
¿Por qué no pensar –como ocurre en las Aduanas- en tener un carril exclusivo para camiones y vehículos de carga separado de los normales en los que van los autos?
Conociéndolos, dentro de algunos meses las cosas volverán a su estado de siempre, dejarán todo el mitote y volverán a ponerse como antaño. Así ha sido desde los 80’s cuando empezaron a darse este tipo de acciones.
La otra posibilidad es algo que por fortuna no ha ocurrido, pero no hay que tener dos dedos de frente para imaginar lo que pasaría si en uno de estos retenes llega a caer un convoy de chicos malos. Rodeados de inocentes automovilistas a todo su alrededor y con una sola salida, es fácil pensar que se podrían poner nerviosos y eso provocar una tragedia.
Hay que ponerle más calicatencia al asunto, pensar en la seguridad de los agentes, pero también en la tranquilidad, seguridad y comodidad de los usuarios. Todo puede coexistir con voluntad y ganas de hacer bien las cosas.
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