Por: Juan Cedillo / Especial
Carrizales firmó esta tarde (martes) un convenio con La Jornada para su liquidación. El diario cedió, gracias a la movilización y al desprestigio que estaba sufriendo en redes sociales, a su intento de negarle sus derechos laborales por casi 22 años como su corresponsal en Monterrey.
Literalmente fue una lucha de David contra Goliat. Sin embargo, nuestro querido amigo luchó dignamente con una honda cuya piedra era la razón.
Con ella evidenció la realidad de un medio que asegura defender las causas sociales pero que en la práctica niega a sus periodistas los más elementales derechos laborales.
David Carrizales se entregó esos 22 años a su trabajo y los cumplió con creces. A pesar de que el diario ofende la dignidad de sus periodistas al negarles seguros de gastos médicos, vacaciones y demás prestaciones que marca la Ley del Trabajo.
Antes de ser despedido, La Jornada realizó una guerra sucia contra David, para ver si renunciaba. Primero, sus jefes inmediatos se negaban a publicarle sus notas y cuestionaban su trabajo. Posteriormente, enviaron a otra “corresponsal” que sólo publicaba “notas” a favor de Rodrigo Medina.
Cuando finalmente fue despedido, un abogado del diario le informó que carecía de una liquidación debido a que todos esos años laboró bajo el régimen de honorarios. Sin embargo que ellos le darían una “recompensa” por sus 22 años. Una cantidad que representaba una miseria comparada con la liquidación de ley que le correspondía.
En respuesta a esa ofensa, Carrizales demandó al diario ante la Junta Local del Trabajo. Escribió a los directivos señalando que de acuerdo a la Ley sí le correspondía una liquidación, pero nunca obtuvo una respuesta.
Además, intentó dialogar con sus jefes pero sólo recibió negativas, lo que lo obligó a comenzar una protesta que tuvo mucho eco en las redes sociales. Se abrió en Facebook una página titulada “Solidaridad con David Carrizales” y se comenzó a “postear” su caso en Twitter.
Un tuit comenzó a replicarse: “El caso de David Carrizales pone en entre dicho la postura crítica de @lajornadaonline frente a las injusticias”.
El ex corresponsal también anunció en las redes sociales que realizaría una protesta frente al diario encadenándose en sus puertas de entrada. Al mediodía del 6 de septiembre, David llegó a su antiguo centro de trabajo para iniciar su protesta. No tenía ni 10 minutos cuando salió un representante del periódico para llamarlo a negociar. Acordaron el convenio que fue firmado hoy 10 de septiembre.
La lección que deja el caso de Carrizales es que los medio tradicionales han perdido el monopolio de la difusión. Ahora las redes sociales tienen mayor influencia y peso moral para apoyar a un ciudadano frete a una injusticia. Además, que las posturas de izquierda resultan demagógicas cuando se trata de defender los “insultantes sueldos y prestaciones” de los directivos de un diario que dice defender la causas sociales.