Por: Omar Elí Robles
Reconforta ver la Feria del Libro concurrida… llena hasta los pasillos.
No sé cuanto se vende… pero sé que esa experiencia fabulosa de caminar entre los textos, nos cambia.
Nos hace respirar aires distintos.
Aproveché, codo que soy, el stand de las gangas y me traje por 100 pesos, libros que me hace falta releer y otros que descubro.
Como los relatos cortos de Herman Hesse… quien a través que Bajo la Rueda, me inició en el romance con las letras.
El Pacto Social, de Rousseau… un texto que se enriquece cuando lo vuelves a recorrer.
Diálogos de Platón… y desde luego Los Bandidos de Río Frío… que leí a fuerza a los 11 años y que ahora es una delicia.
Andar entre los libros instruye.
La gente los toma… los toca… los abre y les pierde el miedo.
Leer nunca fue tan peligroso para la ignorancia.
Si leemos, vamos a cambiar esta sociedad.
No toleraremos a gobernantes corruptos, cortos de inteligencia… ladrones y procaces.
Un pueblo que lee… que escucha… que siente, se convierte en un pueblo capaz de encauzar su destino.
Hasta hoy, somos pasajeros en un tren que conduce un simio… lo digo en términos generales.
Como sociedad le entregamos los controles a cualquier chango… a veces nos va bien, pero casi siempre nos va mal.
Eso es lo hermoso de esta Feria del Libro.
Que nos hace renovar o renacer… o quizá apenas brotar, las expectativas más optimistas.
