El pasado miércoles 22 de abril un olor nauseabundo que provenía de la casa de a lado, alertó a una vecina del fraccionamiento Praderas de Oriente del municipio de Juárez.
Recordó que la víspera, el viernes 17 para ser preciso, escuchó una fuerte discusión entre el matrimonio que residía en el domicilio de la calle Desierto de Kabir 119 con su hijo. Un niño de tan solo año y medio de edad.
Preocupada acudió a la vivienda para ver que estaba ocurriendo, tocó la puerta y salió un hombre visiblemente irritado. Sus ojos rojos irradiaban odio, al grado que un escalofrió recorrió el cuerpo de la mujer.
_. “¿Qué esta sucediendo?”, alcanzó a preguntar la señora, temerosa.
_. “A usted que chingado le importa pinche vieja, lárguese a chingar a su madre”, fue la respuesta del sujeto, después la despidió de un portazo en las narices.
Alarmada la dama tomó el teléfono y reportó de inmediato los hechos a la Policía Municipal de Juárez que terminó por ignorar la denuncia.
Si la corporación policíaca hubiera hecho caso a aquel llamado habría evitado dos asesinatos y un suicidio. La muerte atroz de tres seres humanos que por azares del destino quedaron atrapados en la tragedia.
Por eso al percatarse del tufo fétido que emanaba de la casa de la pareja, la vecina se propuso a indagar lo que estaba ocurriendo abrigando las más escalofriantes sospechas.
Al llegar al lugar vio a unos perros que husmeaban en los alrededores y ladraban inquietos. Tocó la puerta y nadie respondió.
Fue entonces que decidió romper el vidrio de una de las ventanas para acceder a la vivienda y encontrarse con una escena dantesca.
En una de las recamaras una mujer y su pequeño hijo yacían sobre un charco de sangre cortados en pedazos.
El marido tras cometer el monstruoso crimen se suicido ahorcándose en uno de los cuartos de la habitación. La historia es real.
¿Cuántos crímenes sanguinarios se han cometido en Monterrey y su área metropolitana acaparando las ocho columnas de los periódicos y grandes espacios en radio y televisión?
El Asesinato de Cumbres cometido por Diego Santoy, el caso de Julio Castrillón Escobar quien mató e inhumó a la niña Ana Nassar Campos, el homicidio triple de la familia Aguillón, la muerte del niño Hernán e incluso el Crimen de la casa de Arramberri, solo por mencionar cinco.
Sin embargo en forma extraña, los acontecimientos aquí narrados de Praderas de Oriente en el municipio de Juárez quedaron en el anonimato.
A pesar de que testigos señalan que durante el levantamiento de los tres cuerpos por parte del Servicio Forense estuvo presente la prensa, nada se supo.
La suspicacia de los vecinos va más allá. Apuntan con índice de fuego a la Constructora Ruba, dueña del fraccionamiento, de haber entregado carretadas billetes a las autoridades y a algunos medios de comunicación para tapar el caso.
La empresa dicen, está batallando para vender cientos de viviendas edificadas en cuatro sectores de la ciudad y no le convenía verse envuelta en un escándalo de tal magnitud.
Total la muerte de tres seres humanos no significa nada, cuando el dinero da para cubrirla con el manto de la impunidad y el silencio cómplice. ¡Que Horror!