Pobre del paciente médico que esté en medio de un doctor familiar y dos especialistas.Mi crisis respiratoria de la semana pasada fue atendida rápido en urgencias y con esa premura fui dado de alta por el Nefrólogo…para volver a internarme ese mismo día en el hospital, ahora por recomendación de un cardiólogo.
Tengo que seguir hospitalizado por lo menos tres días más para que los diuréticos suministrados vía intravenosa terminen de hacer su trabajo. Pero no. Hay choque de opiniones especializadas.
Pero el cardio me dio de alta y el nefro mandó otro doctor a despedirme y así salgo del hospital sin un diagnóstico a ciencia cierta.
Así está nuestra economía, entre doctores que recetan lo más amargo, se contradicen entre sí y no terminan por armar un tratamiento formal y de largo plazo para la recuperación del enfermo.
Estoy a dieta rigurosa, por eso, al escuchar al cardiólogo recetarme dos tacos de barbacoa, píenso en los doctores en economía que claman austeridad en el país pero ellos no le bajan a su nivel de gastos personales y de antojos.
Los doctores atienden muchos pacientes diarios, auscultan poco, se van por el número de tal o cual proteína y dese de santos si está vivo para la siguiente cita apenas pasando el primer semestre.
Y la paciencia y la obediencia en ese enorme tiempo, simplemente se diluye, como las esperanzas de Juan Pueblo y la mejoría macroeconómica que no llega.