El presidente Peña Nieto ya metió paz en la discordia entre los alcaldes que querían la Línea Tres del Metro en sus municipios. Terminó siendo el trazo que ya había anticipado un medio de comunicación local. Será una vía desde la estación Zaragoza, atravesará el Barrió antiguo al Oriente, volteará al norte en Félix Uresti Gómez, y de ahí se extenderá en línea más o menos recta hasta el Hospital Metropolitano. En el trayecto habrá don conexiones importantes: una con la línea Uno, en Colón, y otra con la Ecovía, en Ruiz Cortines.
Como lo habíamos señalado antes en este espacio, para donde se trazara esta nueva Línea, habría muchos beneficiados, pero siempre quedaría un metro demasiado corto para las necesidades reales del transporte colectivo en el área metropolitana. Y eso es precisamente lo que va a suceder con este proyecto. Urgente, sí; suficiente, todavía no.
Por lo menos esto ya calmó las ansias guerreras de los alcaldes. Porque si algo tiene la palabra presidencial, es contundencia. Ya no valdrán rabietas ni protestas. El metro, aunque sea tan chiquito, va por donde ya se dijo oficialmente. ¡Y punto!
En realidad, sí es notorio que habrá un beneficio masivo que involucrará a tres municipios. Uno de ellos es Apodaca, políticamente afín al Presidente y al Gobernador, y donde es necesario conservar simpatías e incrementarlas. Si bien no alcanzó la cinta métrica para llegar al corazón de ese municipio, siempre está la posibilidad de poner esos parches emergentes que llaman “Transmetro”, o con el transporte regular. Apodaca, la “Joya de la Corona” del PRI, no está encento de la crisis económica, y una obra así calmaría los ánimos caldeados por las carencias.
Además, la Línea Tres cruzaría por San Nicolás y Monterrey, obviamente. Tal vez Monterrey no genere por tantos usuarios, pero sí los recibe como destino o en tránsito. Y San Nicolás, y sobre todo hacie el Oriente, tiene escasas vías rápidas de flujo vehicular, y sí un tránsito intenso desde sus colonias y a través de ellas. Aunque son dos municipios panistas, por ahora, el beneficio que reciben los nicolaítas y los regiomontanos, siempre se podrá abonar en votos.
Aquí queremos aclarar que, aunque siempre se plantea que un estudio urbano de este tipo ve por las prioridades de la gente, el factor político nunca está fuera de las decisiones. No se trata de maquiavelismo del PRI, sino de simple lógica electoral que aplica cualquier partido en el poder. Las obras son posibles votos, y este factor no se puede eliminar de planes y proyectos.
Ahora bien, si se añaden los beneficios de Transmetro y la Ecovía, veremos que la revisión y atención en el transporte público está privilegiando las zonas norte y oriente del área metropolitana. Sorprende porque Santa Catarina genera un importante flujo de usuarios del transporte público, y aunque García se beneficia con el estatus de municipio metropolitano, pero padece hace años un transporte de rancho.
No se podría saber por qué ambos municipios siguen ignorados en el trazo de sistemas modernos de transporte; y por lo menos por ahora, no hay indicios de que se intente solucionar esta necesidad, que como todo lo social, siempre es urgente.
Por lo pronto, ya está dicho: la Línea Tres va hasta San Nicolás. Se acabaron las discordias entre alcaldes, solo quedan las envidias entre ciudadanos. Porque definitivamente, los beneficios disparejos, indignan, pero también dividen.
