La política es hacer coincidir voluntades en bien de una comunidad, ese es el fin de la vocación en el servicio público; esta afirmación es en razón de que ciudadanos nuevoleoneses me impulsaron a registrarme como precandidato al Senado de la República, agradezco esa distinción, pero en esta ocasión opté por no hacerlo, esta decisión se basó principalmente en que mi partido consideró que en Nuevo León en éste momento hay otros perfiles que en esta circunstancia le aportan más voluntades, por ello, registrarme hubiese sido confrontar y dividir en un escenario ya de por sí muy complejo para el estado de Nuevo León, esto además ratifica mis principios y valores. No soy hombre de chantajes para obtener otras posiciones. El tiempo dirá si la decisión del PRI fue acertada, mi grupo político no será obstáculo para ello.
Tengo en este momento, la mejor oportunidad del servicio público a la que puedo aspirar, coadyuvar con una educación de calidad mejorando la Infraestructura de miles de escuelas; el presidente Enrique Peña Nieto me ha brindado su confianza y no lo defraudaré, de ello estoy muy reconocido y agradecido y continuaré trabajando con lealtad, seguiré haciendo el mayor de mis esfuerzos para mejorar las escuelas en México y en especial en mi querido Nuevo León, seguiré buscando dar satisfacción a maestros, padres de familia y alumnos, además de impulsar la vocación de mi estado, generar empleos.
Les confieso que me duele no poder como candidato caminar con nuestra gente en este proceso electoral, escuchando y tratando de resolver sus demandas como siempre lo he hecho; pero me alienta que como mexicano seguiré haciendo lo que más me gusta y reconforta, política en mi país y en mi querido Nuevo León, buscando que continúe la gobernabilidad después del 2 de julio del 2018, impulsando entre otras instituciones a los gobiernos de coalición.
Gracias a todos los que me han apoyado por años en esta aventura, los invito a que sigamos juntos esforzándonos en hacer política de la buena, la que concilia para avanzar, la que valora la palabra empeñada, la de hechos no de palabrería, la de acciones y no sólo de promesas, la de lealtades, la que busca el debate de las ideas con argumentos y razones, la que brinda la unidad que da fuerza y a su vez no ata, la que no confunde vanidad con dignidad. En fin, sigamos actuando con el entendimiento de que la política es un arte.
Concluyo diciendo que lo único a lo que aspiro no es a tener poder o influencia, ya que esta es efímera y se ejerce como en “la rueda de la fortuna” solo en las alturas, sino que aspiro a tener autoridad en el decir, que es la que reconoce la trayectoria limpia y el conocimiento de las necesidades de tu comunidad dando respuestas viables y sólidas a ellas. Hoy aspiro a que mi trayectoria y mis acciones sean las que hablen por mi.
La política es autodisciplina y terquedad, nunca lo olviden.
28 de enero 2018