Por Eloy Garza González:
A diferencia del Congreso local, es evidente la producción legislativa de la Cámara de Diputados. Es difícil dar una nota positiva cuando los actores políticos y la prensa se encuadra siempre en la geometría de los intereses creados. Pero no hay duda que se vivió un buen avance en la lista de reformas pendientes en México para ponerlo en la pista de lanzamiento hacia la igualdad social y el crecimiento económico sostenido.
A mi juicio, ese es el saldo de este periodo ordinario de sesiones del primer año de ejercicio de la 62 Legislatura. Tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, se dio preeminencia a los acuerdos política. Tal opinión puede causar suspicacias cuando la expresa el coordinador de los diputados priistas Manlio Fabio Beltrones, pero muchos analistas coincidimos con él. Claro, guardo algunos reparos, es natural, pero en general el saldo es favorable.
Fueron 20 iniciativas de gran calado legislativo e impacto social en la Cámara de Diputados, totalmente impensables de aprobar hasta hace poco tiempo. ¿Cuáles? Dos principalmente: las reformas laboral y educativa, que por su complejidad e incidencia profunda en el desarrollo del país, requirieron de un intenso trabajo de diálogo y negociación, para construir consensos que las hicieran posibles.
Pero obviamente no fueron las únicas: se incluyen otras como la elevación a rango constitucional de la competitividad, o la reforma de ley que establece tarifas justas de telefonía, entre otras. Además de las reformas a Ley de Contabilidad Gubernamental, un instrumento para que el ejercicio de los recursos financieros sea transparente y evaluado por indicadores resultados.
Añado la consolidación institucional que se logró con las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, o las que reglamentan la iniciativa preferente, bases torales que refuerzan institucionalmente los vínculos solidarios entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo.
Que aprendan nuestros diputados locales de Nuevo León que la buena productividad legislativa se debe al diálogo de las distintas fuerzas políticas sin dinero de por medio; sin pagos por debajo de la mesa y sin compra de conciencias. Además, dinero en el Estado no hay, como para andarlo malgastando.
